29 junio 2010

Un cómic al día: Por los caminos oscuros: los fantasmas, de David B. (Norma)

David B. es el autor de la aclamada obra La ascensión del Gran Mal (también llamada en el recopilatorio posterior Epiléptico). En aquella, el autor rememoraba su infancia y los intentos de sus padres por curar la epilepsia de su hermano mayor. Un relato autobiográfico tomaba en La ascensión... la categoría de obra maestra. David B. unía el azaroso mundo exterior de su juventud con el prodigioso mundo interior que empezaba a bullir en su cabeza de artista. De igual forma, en aquella obra y en otras, sobre todo las dedicadas al mundo de los sueños, el autor ponía de relieve su particular estilo gráfico: limpio pero recargado, jugando de forma barroca con una perspectiva sin profundidad, con debilidad por la iconografía simbólica y por los motivos bélicos. David B. firmó posteriormente La lectura de las ruinas, una obra ambientada en la IGM en la que uno de los personajes tiene una teoría en la que las ruinas de los bombardeos forma un sistema lingüístico que forma mensajes. De las páginas de este cómic nace una especie de spin-off que es la serie Por los caminos oscuros, con dos álbums, Los prólogos y Los fantasmas. Si en La lectura de las ruinas David B. se mostraba fresco y original, dibujando un ambiente para la narración que le era muy grato, en esta serie paralela Por los caminos oscuros pierde algo de gracia. La conclusión, Los fantasmas, que es el cómic que nos ocupa, resuelve una historia de traiciones, facciones y apariciones, de una forma rápida y poco coherente. Los personajes se desdibujan, las referencias al contexto real de la historia dejan de tener sentido... La planificación de viñetas y el uso de los simbolismos siguen siendo la marca de la casa de David B. (lo mejor: las grandes viñetas de batallas, atestadas de detalles como si de un mural precolombino se tratara), pero argumentalmente la serie flojea bastante y es de agradecer que se remate en esta segunda entrega y no vaya más allá. Una pena, porque tanto la ambientación como los personajes podrían haber dado más de sí.

28 junio 2010

Un cómic al día: Tiresias, de Rossi y Le Tendre (Planeta)

Tiresias es un álbum editado en la línea BD de Planeta en 2009 y que originalmente apareció en Francia en dos tomos de mano de Casterman en 2001. Ambientado en la Grecia clásica, cuenta la historia de Tiresias, un arrogante y soberbio soldado del que todas las mujeres y efebos se enamoran pérdidamente. Pero por culpa de su bravuconería, se ve envuelto en un delito que la propia diosa Atenea se encarga de castigar de forma poco ortodoxa... Y hasta aquí puedo contar. Tiresias es una obra bien narrada, con un dibujante que puede recordar a un Marini o a un Manara menos erótico de lo habitual -cierta carga sensual sí tiene el cómic, porque el ambiente y la historia lo propician, pero ese componente no acaba de arrancar. En el aspecto gráfico, pues, no hay ninguna queja. En cuanto al guión, Rossi se apoya parcialmente en la historia del Tiresias mítico (principalmente en la versión de Ovidio) y reinventa el motivo del castigo de Atenea para darle un carácter melodramático. El cómic fluctúa por lo cómico, lo trágico y el drama sin poner un pie decididamente en ninguna de las aguas. La conclusión del tebeo, sin embargo, con la aparición de la disputa de Zeus y Hera asociada a Tiresias, hacen converger de nuevo la historia de Rossi y el mito para terminar enlazando con la imagen que tenemos hoy en día de Tiresias, es decir, del anciano adivino de Tebas que aparece en las tragedias de Sófocles. Una historia con sus altibajos, sus pérdidas de tensión, pero que sabe cerrar muy bien todo lo apuntado durante las casi cien páginas de la historia.

27 junio 2010

Reseñas en UH: Kick-Ass y Hansel y Gretel

(Imagen de la sección aparecida en el diario. Click para ampliar)

TdV 110: Relecturas

Tradición y modernidad no son a veces tan difíciles de combinar como creemos. Esta semana tenemos el ejemplo: un cómic que da una vuelta de tuerca más a los superhéroes y una atractiva adaptación visual de una historia de los Grimm.

· Kick-Ass. Mark Millar y John Romita Jr. Panini, 2010. El género de los superhéroes ya tiene más de sesenta años y en muchas ocasiones parece enquistado por su propia endogamia. Pero siempre ha habido creadores que han llevado al género un paso más allá de sus límites. Así, en los años 80, Frank Miller con su Batman o Alan Moore con sus Watchmen hicieron madurar unos héroes que habían sido muy cándidos hasta entonces. En los 90, la revisión fue más de carácter visual, pero vacía de contenido (el Spawn de Todd McFarlane como epítome), y a partir de entonces, guionistas como Kurt Busiek (Astrocity) o el que hoy nos ocupa, Mark Millar (The Authority, Ultimates), han intentado acercar el mundo de los superhéroes a la realidad, dejando atrás ciertas premisas del género que pedían al lector la suspensión de la verosimilitud. En Kick-Ass, Millar plantea algo que sorprende por lo sencillo de su planteamiento ("¿cómo es que a nadie se le había ocurrido antes?", se pregunta en un momento el protagonista de la historia): ¿qué ocurriría si alguien "normal" se pusiera un buen día a hacer de superhéroe? Bajo esta premisa corre un cómic ágil, bien narrado, ultraviolento (recomendado para lectores adultos), al que algunos han comparado a Tarantino pero en viñetas. Le acompaña al dibujo un John Romita Jr. (Thor, Spiderman, Daredevil, etc.) en horas altas. Si han visto la película, no dejen de leer el cómic, que está mucho mejor.

· Hansel y Gretel. Lorenzo Mattotti. Libros del Zorro Rojo, 2010. Nada hay como el corazón de la tradición cuentística europea latiendo en historias como la de Hansel y Gretel, de los hermanos Grimm. Todos conocerán la historia: dos hermanitos que, por las penurias de sus padres, se ven abandonados en mitad del bosque y una bruja intenta zampárselos. Si revisitamos el cuento, vemos que no tiene nada de políticamente correcto: en él, los padres deciden alegremente prescindir de sus hijos ante la hambruna; y cerca del final, Gretel no tiene reparos en cometer en un gerontocidio cuando la malvada vieja que quiere comérselos se pone a tiro. Insisto: cuentos tal como fueron escritos, sin edulcorar ni censurar, y que han educado a nuestros pequeños desde hace generaciones. Y no les ha pasado nada. El valor de cuentos como éste aumenta en la edición de Libros del Zorro Rojo, en una impresionante edición ilustrada por el italiano Lorenzo Mattotti (Estigmas) que usa un sobrio blanco y negro que sugiere, más que explicita, toda la naturaleza del relato. Una magnífica joya de la edición que se aprecia con todos los sentidos. [Tenéis una ampliación de esta reseña en Cisne Negro]

Breves
· El hijo de Hitler. Pieter de Poortere. Glénat, 2010. Pieter de Poortere ha tenido bastante éxito en su país, Holanda, y ahora Glénat edita en España su álbum El hijo de Hitler, un tebeo cómico y sin palabras que fantasea sobre la posibilidad de un hijo que el führer habría tenido siendo soldado. El cómic navega entre el humor negro y la falsa ternura que inspiran sus personajes, con un dibujo amable y lleno de detalles que se completa con dobles páginas al estilo de Dónde está Wally.

· Pirueta. Charles Dutertre. Ed. Una china en mi zapato, 2010. Una china en mi zapato se estrena en el mundo editorial con el delicioso álbum Pirueta, del francés Charles Dutertre. Con una estética ciertamente naïf, el autor se encarga de rememorar su infancia en el campo francés durante los veranos que pasaba con sus abuelos. Los recuerdos van fluyendo y de lo insustancial llegamos a fragmentos de emoción contenida muy bien narrados. Una sorpresa muy agradable y una lectura muy recomendada.

· Chosp. Alessandro Barbucci. Planeta, 2010. Barbucci, autor de Skydoll, se pasa en esta obra al manga. ¡Y cómo! Su estilización de rasgos es genial; es mejor que algunos autores japoneses. En Chosp, cuenta la historia del hijo de los gobernadores de Tee-ville. Dentro de un mundo de guapos, Chosp es más feo que un pecado, por lo que resuelve ir en busca de sus orígenes. Tebeo hilarante y fresco, en él Barbucci da rienda suelta a su dibujo más caricaturesco.

26 junio 2010

Un cómic al día: El gusto del cloro, de Bastien Vivès (Diábolo)

El joven Bastien Vivès (1984) ha irrumpido en el panorama editorial francés y, por extensión, español como una bocanada de aire fresco que ha congratulado a crítica y público. En España Diábolo se ha encargado de traernos tres de sus obras: En mis ojos, la reciente Por el imperio, y en la que nos ocupa, y tal vez la que más ha llamado la atención de los lectores: El gusto del cloro.

El gusto del cloro es una historia sencilla, de impresiones. Narra las visitas a una piscina municipal de un joven con escoliosis y de la chica que ahí conoce. Es un relato fundamentalmente visual, que practicamente no necesita palabras. Fluye como los cuerpos en el agua de los dos personajes principales. Vivès ha heredado de las nuevas olas de autores galos -y probablemente del manga- una agilidad para las imágenes casi de cine, donde lo más importante son esas impresiones de las que hablamos: el malestar, el amor, el zen primario de la natación, la frustración...

Quien haya ido alguna vez a practicar natación verá como Vivès capta esencialmente el pequeño universo que es una piscina cubierta, con esa característica luz, colores y olores, con ese constante trasiego de desconocidos, algunos misteriosos como la chica que el protagonista conoce. Desconocidos que encontramos por rutina y puede que nunca vas volvamos a ver. Personalmente, El gusto del cloro es la mejor obra que Vivès ha editado hasta ahora. Aquí tenéis algunas imágenes de sus páginas.

24 junio 2010

Pirueta o el beatus ille en el cómic

Desde la Antigüedad los poetas han cantado las excelencias de la vida del campo. El ajetreo de la ciudad, el "menosprecio de aldea", la libertad y la despreocupación que suponen vivir en comunión con la naturaleza, en el vínculo perdido de un hombre cada vez más cosmopolita han sido tema recurrente desde Horacio hasta su explosión en el Renacimiento en el lema del beatus ille, adoptado por poetas como Garcilaso, Fernando de Herrera o Fray Luis de León. En el álbum de reciente aparición en nuestro país de Charles Dutertre, Pirueta, el autor el autor se encarga de rememorar su infancia en el campo francés durante los veranos que pasaba con sus abuelos.

El título puede llevar a confusión. El álbum en francés se titula Pirouette, que en ese idioma tiene una segunda acepción de rastrillo para remover el heno. En castellano esta acepción no existe, pero el álbum se ha traducido como Pirueta, me imagino que por el juego de palabras intraducible, pero la opción más viable a la hora de adoptar un título.
Pirueta es una obra algo desconcertante, porque puede engañar por su aspecto infantil. El estilo y la rotulación naïf pueden desorientar, pero todo tiene su justificación en la obra. El cómic se divide en escenas con una férrea disciplina de seis viñetas por página, en las que cada detalle o cada mínima diferencia tienen su razón de ser. Dutertre realiza un gran esfuerzo de síntesis en cada página pero el resultado es fascinante: estamos ante un gran narrador. Los capítulos vienen estructurados a modo de horario. La historia empieza muy de mañana y a partir de ahí cada sección lleva por epígrafe una hora del día. Lo narrado así en cada una de esas secuencias guarda relación con la hora que la encabeza, hasta completar esa especie de horario de trabajo. Un horario que se corresponde con las horas de sol del verano y que se convierte también en metáfora de la vida, desde su origen hasta el ocaso. Como decimos, nada está dejado al azar en este cómic.

El narrador -no sabemos si el autor o un yo narrativo- va desgranando pequeñas anécdotas de sus veranos en la campiña francesa con sus abuelos. Es normal, así, que la secuencia inicial sea muda, porque el primero en iniciar la jornada -el horario del que hablábamos- es el abuelo. Sólo cuando despierta el protagonista, se inicia el relato en primera persona. el narrador va desgranando pinceladas de la historia familiar, del origen de la granja, primero sin emocionarse, como se recuerdan las memorias que no hemos vivido personalmente, para luego detallar las vivencias de él y su hermano, o algunas historias que circulaban por la casa. El recuerdo de la figura de los abuelos es amable, con una cierta distancia, pero desde el cariño. No encontraremos aquí pasados traumáticos narrados en forma autobiográfica (Stitches, Persépolis, etc.). Cualquiera de nosotros podría, a su manera, narrar una infancia veraniega parecida. La gracia de Pirueta es conseguir la distancia justa de los hechos narrados, la extraordinaria manera de converger letras e imágenes, el complejo trabajo de orfebre -y, por contra, de apariencia minimalista y naïf- del narrador para ahorrar en viñetas innecesarias. Y, de forma algo más sentimental, empatizar con el autor y hacernos recordar también a nosotros nuestros propios veranos de infancia, cuando dos meses parecían no tener fin.

Una china en mi zapato se estrena en el mundo editorial con esta deliciosa obra. Una sorpresa muy agradable y una lectura muy recomendada, de lo mejor del año.

23 junio 2010

Kick-Ass: ¿por qué nadie lo había hecho antes?

El género de los superhéroes ya tiene más de sesenta años desde que hicieran sus primeras apariciones allá en los años 40, enfrentándose con las hordas nazis, y en muchas ocasiones parece enquistado por su propia endogamia. Durante muchas generaciones, los autores de cómic han sido a su vez consumidores de cómic, con lo que el género llegó a tener en ocasiones un terrible olor a armario cerrado. Pero afortunadamente siempre ha habido creadores que han llevado el género un paso más allá de sus límites. Así, en los años 80, Frank Miller con su versión de Batman (el famoso The Dark Knight Returns, o su relectura de Daredevil en Born Again) o Alan Moore con sus Watchmen hicieron madurar a unos héroes que habían sido muy cándidos hasta entonces. En los 90, la revisión fue más de carácter visual, pero vacía de contenido (baste recordar los infaustos años de éxito triunfal del Spawn de Todd McFarlane, o toda la generación de cómics Image), y a partir de entonces, guionistas como Kurt Busiek (Marvels, Astrocity) o el que hoy nos ocupa, Mark Millar (The Authority, Ultimates), han intentado acercar el mundo de los superhéroes a la realidad, dejando atrás ciertas premisas del género que pedían al lector la suspensión de la verosimilitud. Si Busiek lo hizo desde la perspectiva del asombro que debería causar en una persona real el presenciar la actividad de esos superhéroes, cosas que con el tiempo hemos llegado a aceptar como normales (ver volar gente, la destrucción sistemática de los rascacielos de las grandes ciudades, las luchas entre seres superpoderosos que barren con todo...), Millar lo planteó desde un realismo más crudo, en la línea de lo que también estaban haciendo otros guionistas como Warren Ellis o Garth Ennis.

En Kick-Ass, la serie que editó Marvel bajo su sello Icon, y que ahora con la adaptación al cine recientemente estrenada, ha cobrado cierta resonancia en los medios, Millar plantea algo que sorprende por lo sencillo de su planteamiento ("¿cómo es que a nadie se le había ocurrido antes?", se pregunta el personaje): ¿qué ocurriría si alguien "normal" se pusiera un buen día a hacer de superhéroe? Dave es un friki como lo era Peter Parker en su momento, sólo que a él no le pica una araña radiactiva. Él es un fanboy, un friqui cualquiera como los hay a patadas en nuestra sociedad, que tiene su Myspace, participa en sus foros de internet y descarga películas. Y en un momento determinado decide hacer lo que ha visto hacer mil veces en los comicbooks.

Hemos dicho que el punto de partida es original en el caso del cómic, pero permitidme un apunte. No lo es tanto. Hace muchos años, el escritor Santiago Sánchez Pérez, alias Korvec, escribió la novela -inédita aún- Las creíbles desventuras de Anestesia Fist. En ella, el protagonista, después de tener un accidente doméstico arreglando un televisor, despierta creyendo tener poderes. A partir de aquí se dedicará a hacer de superhéroe con hilarantes consecuencias. La novela de Korvec tenía mucho de quijotesco, por cuanto realidad y ficción se cruzan en la mente del personaje principal. Kick-Ass no es exactamente la misma idea, pero algo de quijostesco también tiene. Pero Millar hace gala de su característico humor negro y del gusto por la violencia extrema, por lo que ha sido comparado a Tarantino en este cómic.

Kick-Ass se convierte en una especie de paradigma de nuestra sociedad. En la manera de entender ahora mismo los superhéroes: de una forma realista, sin ideales, reflejo de la sociedad ególatra en la que vivimos. En la manera en que retrata la adolescencia, donde, además de los impulsos que siempre moverán a los púberes (el sexo, principalmente), los muestra como son: víctimas de la sociedad de consumo, perdidos, forjando una nueva identidad en la sociedad digital. En las referencias que, de tan contemporáneas, pueden perderse dentro de unos años (a series: Heroes, CSI; a videojuegos, a internet...). En la forma de entender la violencia como un espectáculo alejado de toda moralidad y lleno de excesos a veces repugnantes (aunque de nuevo, todo esté ya inventado: recordad a Peckinpah, a Romero, al Ranxerox de Liberatore). Y, aún así, contar una buena historia que es capaz de divertir, enganchar y atrapar al lector hasta el final. Acompaña a Millar al dibujo un John Romita Jr. (Thor, Daredevil, Spiderman, etc.) en horas altas, con un coloreado impresionante, en la línea de lo que se hace ahora. Si habéis visto la película, no dejéis de leer el cómic, que está mucho mejor.

20 junio 2010

Reseñas en UH: El caso Pasolini y Lulú mujer desnuda 2

(Imagen de la sección aparecida en el periódico. Click para ampliar)

TdV 109: Asesinato e huida

· El caso Pasolini: crónica de un asesinato. Gianluca Maconi. Gallo Nero, 2010. Siempre insistimos en el valor del cómic como medio de expresión de otros ámbitos comunicativos que no sean la mera narrativa. El documental es también terreno para los cómics, lo hemos visto hace poco con Notas a pie de Gaza de Joe Sacco. En la frontera entre el reportaje periodístico y la reconstrucción ficticia de los hechos, se encuentra esta novedad de Gallo Nero, que en su colección Gallographics empieza a apostar por los títulos de novela gráfica: El caso Pasolini: crónica de un asesinato, del joven Gianluca Maconi. El caso Pasolini reconstruye las últimas horas de vida del poeta, escritor y director de cine Pier Paolo Pasolini, que fue asesinado en 1975 en unas circunstancias que nunca han sido aclaradas del todo. Maconi se ciñe a las actas del proceso, poniendo de manifiesto las contradicciones en la versión de Giuseppe Pelosi, único culpable según la justicia italiana. Maconi narra con buen pulso en un estilo que coge elementos de la escuela francobelga y algunos leves rasgos expresivos del manga. El volumen se completa con un prólogo de Furio Colombo, el último periodista que entrevistó a Pasolini, una rigurosa cronología de los hechos relativos al caso, un informe periodístico de Francesco Barilli, y diversos esbozos del autor de las páginas del cómic. Un buen testimonio de los hechos que nos hacer ver, una vez más, lo idóneo de este medio que amamos como vehículo de todo tipo de textos.

· Lulú mujer desnuda 2. Étienne Davodeau. La Cúpula, 2010. Lulú, una anodina madre de familia de 40 años hace dos semanas que ha abandonado a su familia y, sin previo aviso, se encuentra desaparecida. Su familia y amigos están consternados. Xavier, uno de sus amigos, le ha seguido la pista y una noche, todos reunidos, les cuenta las vivencias de Lulú durante su extraño viaje. Lulú dejó atrás su vida ordinaria al salir de su enésima entrevista de trabajo. No era un acto premeditado, simplemente sucedió. Se marchó con una mujer de la que no sabía nada y se concedió unos días de libertad, sola, en la costa, sin otro proyecto que saborear completamente, y sin culpabilidad, estas vacaciones inéditas.
Hace unas semanas comentábamos la primera parte de esta historia, Lulú mujer desnuda, que La Cúpula ha editado y que destacábamos por su magnífico desarrollo. Ahora se publica la conclusión, en la que conocemos el desenlace. Una historia bien narrada, con una acertada técnica de cambio de narradores, un final con un guiño al inicio, y que una vez más muestra el buen hacer del autor, Étienne Davodeau (La mala gente, El testimonio). Si les gusta el cine costumbrista francés, no duden en leer esta obra. Aunque a veces amarga, deja muy buen sabor de boca.

Breves
· Para el rastro. Rubén del Rincón. Dibbuks, 2010. Dibbuks tiene el acierto de recuperar en Para el rastro algunas historias dispersas de Rubén del Rincón, con una propuesta original: hilarlas todas con un contenido adicional que les da una coherencia y articula el relato a través de la nieta del autor, que, en un futuro, rescata esas páginas de relatos gráficos a modo de testimonio del autor. En ellas, además de divertirnos, veremos la espectacular evolución que ha tenido Rincón en el apartado gráfico. Historias de todo tipo -sin olvidas las subidas de tono sólo para adultos- que crean una visión panorámica de la obra de este autor.

· Nuevas historias del viejo Palomar. Beto Hernández. La Cúpula, 2010. Beto Hernández (Una oportunidad en el infierno, Hablando del diablo) vuelve a su Comala particular, Palomar, para contar nuevas historias de sus ya conocidos personajes. En Nuevas historias del viejo Palomar, el autor retoma los primeros pasos de Tonantzin, la niñez de Gato, los días y las horas de Luba, Heraclio, Chelo, Vicente... Personajes que el lector de Hernández ya conocerá. Todo ello en la mezcla de estilos y ambientaciones a las que Beto nos tiene acostumbrados.

· Musas de Gotham. Paul Dini y Guillem March. Planeta, 2010. Atención, porque Planeta anuncia para el mes que viene, dentro de su línea DC, un cómic muy interesante: Musas de Gotham, una miniserie escrita por Paul Dini (Batman, la serie animada) y el mallorquín Guillem March (Laura, Sofía). Una serie protagonizada por las bellezas más letales de la ciudad de Batman y que parece hecha para el lucimiento de Guillem y su erotísimo trazo para los cuerpos femeninos.

10 junio 2010

Presentación de Raspa Kids en Palma


El sábado 12 a las 19 horas, se hará la presentación del volumen recopilatorio de Raspa Kids Club, de Alex Fito, publicado por Glénat. Será en el restaurante mexicano Batxa (S'Escorxador, Palma), y además de cómics, habrá bailes folclóricos mexicanos, y comida tradicional. No os lo podéis perder.

08 junio 2010

Max y Ana Merino, en Palma

Un magnífico evento en Palma que no os podéis perder:

"Po
ética gráfica de bichos peludos y otros seres curiosos": Conversación entre el dibujante Max y la poeta Ana Merino sobre el arte de interpretar el imaginario de las cosas inexistentes. Presentados por Román Piña. Aprovecharemos la ocasión para celebrar el nacimiento de “Hagamos caso al tigre”, poemario asilvestrado para todas las edades que ha escrito Ana y ha dibujado Max. Será el miércoles 16 de junio a las 20 h. en Literanta (Ca'n Fortuny 4A), Palma.

ANA MERINO es licenciada en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid. En la actualidad es profesora asociada de escritura creativa en la Universidad de Iowa. Ha ganado los premios Adonais y Fray Luis de León de poesía y el premio Diario de Avisos por sus artículos sobre cómic para la revista literaria Leer.

MAX es autor de cómic e ilustrador. Premio Nacional de Ilustración 1997 y Premio Nacional de Cómic 2007.

06 junio 2010

Reseñas en UH: Ranx y Fahrenheit 451

(Imagen de la sección aparecida en el periódico. Click para ampliar)

Tdv 108: Futuro imperfecto

A veces el cómic visita el futuro. A veces nos da visiones de ese porvenir, visiones nada agradables, visiones inquietantes de lo que vendrá. Es el caso de los cómics destacados de esta semana, Ranx, y la versión en tebeo del clásico de Ray Bradbury, Fahrenheit 451.

· Ranx. Tamburini, Chabat y Liberatore. La Cúpula, 2010. Uno de los cómics de culto de los años ochenta, que seguramente recordarán los lectores de cierta edad, es el Ranx (antes Ranxerox, ahora Ranx por problemas de derechos, imagino) de Tanino Liberatore. Inicialmente creado por Stefano Tamburini, que murió de sobredosis en 1986, la serie fue continuada por quien fijó definitivamente la estética de la obra y el personaje, de característica nariz chata y ojos cibernéticos. Ranx es un robot barriobajero, enamorado de Lubna, una chiquilla de mal carácter, y a quien intenta complacer en todos sus vicios. Todo ello, en el marco de una Roma futurista y de ambientación trémula, postapocalíptica y cyberpunk. Ecos de todo ese movimiento de ciencia-ficción pesimista resuenan en Ranx, donde se prefigura el ambiente ultraviolento de Akira, de Blade Runner, del Lobo de Morrison o del cómic argentino Cazador de Ariel Olivetti. No es para todos los públicos, no. Es muy políticamente incorrecto, con escenas bastante fuertes (entonces los comix underground tenían que escandalizar) que no dan concesiones al lector. La Cúpula ha reeditado ahora en este tomo toda la serie de Ranx, un cómic tan importante y necesario para entender el noveno arte de los ochenta como polémico.


· Fahrenheit 451. Ray Bradbury y Tim Hamilton. 451 Editores, 2010. Y de una ambientación futurística a otra, porque en Fahrenheit 451, el escritor Ray Bradbury nos introducía en un futuro distópico en el que los libros están vetados y en el que los bomberos no sofocan los incendios, sino que los provocan, quemando los ejemplares que encuentran. Para una mentalidad humanista y bibliófila, como se encargó de demostrar el resto de la obra de Bradbury, la metáfora de Fahrenheit 451 era necesaria. Por ello, resulta al menos curioso que se edite ahora la su versión en cómic, cuando precisamente en la obra los tebeos -eso sí, mudos- están permitidos por el régimen totalitario que sobrevuela la cabeza de sus habitantes. Pero anécdotas aparte, hemos de fijarnos en la valía de la adaptación. A pesar del peso que ejerce la versión cinematográfica de Truffaut sobre el original, el autor de la adaptación, Tim Hamilton, sabe demostrar su talento y entrega una versión correcta, que no omite pasajes importantes y que narra con estilo sobrio y elegante, evitando en la mayoría de ocasiones -el peligro de las adaptaciones- la acumulación de texto. Bravo por la adaptación y bravo por 451 Editores por entrar en el mercado tebeíl con una obra como ésta.

Breves
· Duelo de caracoles. Pere Joan y Sonia Pulido. Sins Entido, 2010. Sins Entido publica Duelo de caracoles, una obra que está dando mucho que hablar en los círculos de cómic por la conjunción de sus dos autores: el mallorquín Pere Joan y Sonia Pulido, quien guarda numerosos vínculos con las islas. Con la experiencia de Pere Joan y el estilo naïf y collage de Sonia cualquier cosa es posible. Precisamente esta semana se ha presentado la obra en Es Baluard y en Banyalbufar.


· La felicidad inquieta. Lewis Trondheim. Sins Entido, 2010. El tercer tomo de la serie Las pequeñeces de Lewis Trondheim llega con este volumen titulado La felicidad inquieta, una nueva entrega de páginas en las que el autor galo (La mazmorra, Cómo hacer un cómic) cuenta pequeñas anécdotas de su vida cotidiana. En la misma línea que los anteriores, pero quizá con un poco menos de brillantez por cuanto la fórmula ya no es nueva, gustará a los amantes del costumbrismo o del cómic francés.


· Hicksville. Dylan Horrocks. Astiberri, 2010. Una reedición que vale la pena es la que ha tenido la gentileza de editar Astiberri en los últimos meses. Se trata de Hicksville, y en ella se narra la visita que hace un periodista de cómics a Hicksville, un pueblo en el que todos son lectores de tebeo, y lo que en él encontrará. Intriga, metaliteratura -metacómic más bien- y estilo limpio y brillante para una obraq ue vale la pena leer.
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