22 marzo 2009

TdV 57: Héroes del futuro y del pasado


Desde que la primera cabecera de X-men se estrenara en Estados Unidos hace más de treinta años, ha habido constantes cambios y nuevas apariciones (por no hablar de la multitud de cruces entre series) en esa gran familia mutante. Uno de los personajes con más solera de ese mundo es Cable. Cable es Nathan Summers, el hijo de Scott Summers (Cíclope de X-Men) y un clon de Jean Grey, que viene del futuro para advertirles de él. Tras diversos vaivenes provocados por el último crossover de turno en Marvel, ahora Cable vuelve con serie propia; en un futuro cercano donde se le ha encargado custodiar a un bebé que al parecer tiene la clave para que haya un futuro mejor, y a quien todo el mundo (incluido un enfadadísimo viejo conocido, Bishop). Swierczynski plantea así una trama en un contexto apocalíptico que no es la historia de superhéroes al uso, sino que es más como una road movie o un thriller en el que perseguidor y perseguido se buscan mutuamente. El argentino Ariel Olivetti (Cazador, La última historia de los Vengadores) pone al dibujo un estilo diametralmente diferente de lo acostumbrado. El resultado es un cómic muy correcto que deja al lector con ganas de más.

Cable. Swierczynski y Olivetti. Panini, 2009.

Berlín, 1945. Los aliados están a punto de dar por terminada la guerra en Europa. Un grupo de superhéroes busca el búnker donde se oculta Hitler, pero caen en una trampa y son criogenizados. Tras más de cincuenta años, unas obras dan con ellos. Aquellos superhéroes, que combatieron junto al Capitán América, despiertan en un mundo que ha cambiado radicalmente. Ésta es la premisa de la serie Los Doce, una obra que, en la línea de Astrocity Wacthmen, o las otras incursiones recientes de Moore en lo superhéroes, que tiene en la moralidad de sus personajes su principal interés. Los Doce son héroes de los años 40, con una serie de convicciones e ideas (la autoridad, la patria, el mundo) que chocan frontalmente con la realidad del siglo XXI: cada uno de ellos deberá adaptarse al presente (su futuro) como pueda. Straczynski (Spiderman) plantea así un guión notable y Chris Weston (El asco, Los invisibles) aporta un dibujo sobrio y realista que casa bien con la historia. Un cómic de superhéroes atípico que da frescura al género.

Los Doce: Despertares. Straczynski y Weston. Panini, 2009.

Breves

· Marvel se anotó un tanto mediático con la edición de un número especial de Spiderman en la que aparece el mismísimo presidente Obama. Recientemente ha sido editado en España: en él, encontramos el número sobre el 11S que ya se editó en su momento, así como un interesante artículo sobre cómic y política americana. El ejemplo de que los cómics de superhéroes también son una crónica de su tiempo. Spiderman. Varios autores. Panini, 2009.

· Fabian Nicieza escribió dos series limitadas sobre Masacre, el mercenario bocazas de Marvel, bastante dignas. Ahora, en la última singladura de la serie USA Cable & Deadpool, con Cable en otras empresas (ver arriba), Nicieza vuelve a escribir un cómic de superhéroes descacharrante y divertido, como en los buenos tiempos. Además, en número único. Recomendado para saborear otro matiz del género. Masacre contra el Universo Marvel. Nicieza y Lim. Panini, 2009

· Las adaptaciones de cómics de superhéroes siguen entusiasmando a los productores de Hollywood, lo cual no sé si es bueno o malo. Dentro del mundo Marvel, están previstos los estrenos de Spiderman 4 en 2011, un año que parece que será un año de superhéroes: a la ya mencionada, se unirían Thor (¡al parecer, de Kenneth Branagh!), Capitán América y Iron Man 2, antes de la llegada de la monumental Los Vengadores en 2012. Avisados quedan.

15 marzo 2009

TdV 56: Un cierto equilibrio


La serie de Phillipe Dupuy y Charles Berberian (Diario de un álbum, La teoría de los solteros) llega ya a su séptima entrega con este volumen titulado Un cierto equilibrio, una nueva vuelta de tuerca a la vida de Jean y de sus amigos. Nuevo piso, nueva vida, parejas que se hacen y se deshacen, niños que crecen, calcetines desparejados, vecinos chismosos... Con su habitual sentido del humor, Dupuy y Berberian retoman esta serie, que en esta ocasión (¿a partir de aquí?) cambia de formato para presentar historias autoconclusivas de una sola página, seguramente por haber sido publicadas con anterioridad en alguna revista. En esta entrega, el protagonista ya no es sólo Jean, sino que, como se iba perfilando en los últimos números, la importancia bascula entre él, su compañera, sus problemas como papás, el solterón de oro Félix (ahora también responsable de un niño...). Argumentalmente, no encontramos mucha novedad en este volumen (el estrés de la paternidad y la lucha con los hábitos de un treintañero), pero el humor de los autores, y su capacidad por retratar las situaciones cotidianas cercanas al lector son las principales bazas de este cómic. Gráficamente Dupuy y Berberian no hacen sino mejorar su trazo y son todo un referente estilístico en este momento.

El señor Jean: un cierto equilibrio. Dupuy y Berberian. Norma, 2009.

La Cúpula edita con El borrón, del dibujante Tom Neely, todo un ejemplo de cómic sorprendente, que engaña a primera vista al lector y lo transporta al terreno de la abstracción y del cómic experimental. ¿De qué va El borrón? Es difícil decirlo sin caer en una interpretación personal; de hecho, ahí está la gracia del mismo, pero, para decir algo, podríamos comentar que la vida de un individuo de lo más normal se ve radicalmente cambiada cuando una especie de borrón de tinta con vida propia entra en su vida. El estilo de Tom Neely contribuye al surrealismo de la trama, al mezclar un estilo cartoon parecido al de Popeye o Disney con la violencia y la crudeza que ejerce el borrón de tinta en el personaje principal. Todo eso, en un cómic que apenas usa las palabras. Personalmente, El borrón me sugiere una historia de amor truncada por la personalidad insondable del personaje y por las cosas que no puede compartir con su pareja. Pero, como les digo, las interpretaciones quedan para cada cual. Un cómic diferente y muy interesante, que edita La Cúpula.

El borrón. Tom Neely. La Cúpula, 2009.

Breves

· Ivan Brun ofrece en No comment un tebeo sin palabras, pero realmente duro. No hay lugar para la esperanza en estas historias cortas. Brun, con un estilo cercano al manga de Katsuhiro Otomo, crea una sociedad inhumana donde la crueldad se ejerce con naturalidad y en la que sobran los comentarios, como reza el título: ultracapitalismo, medios de comunicación de masas alienantes y deshumanización es lo que Brun retrata en este cómic.

No comment. Ivan Brun. La Cúpula, 2009.



· La semana pasada, en el marco del Salón Internacional del Cómic de Granada, se dio a conocer la última obra de la pequeña y voluntariosa editorial andaluza Bizancio, Vuelo rasante, de Pejac (Ultimo viaje a Bizancio, Mimuik), siete historias engarzadas con un nexo común en ese vuelo rasante del título. Se ha hecho una primera tirada especial de cien ejemplares.

Vuelo rasante. Pejac. Bizancio, 2009


· El pasado miércoles 11 se presentó en Es Baluard el libro Fraude, que narra la historia de Elmyr de Hory, uno de los más célebres falsificadores de obras de arte de todos los tiempos. Un interesante libro que fue presentado por Cristina Ros, directora del museo, y Rafael Martínez, director de Norma Editorial.

Fraude. Clifford Irving. Norma, 2009.


10 marzo 2009

Problemas técnicos. Disculpen las molestias.

Ante las dificultades técnicas que estamos experimentando las últimas semanas en la conversión de archivos desde el programa de maquetación del periódico a un formato común para los usuarios comunes de internet, optaremos por el momento por subir la imagen de la página tal como se publica, pero con los fallos de conversión. El texto correcto (tal como sale publicado realmente) aparecerá a continuación. Perdonad las molestias.

08 marzo 2009

TdV 55: W de Watchmen

Debido al estreno de Watchmen en la gran pantalla, esta semana la dedicamos a la gran obra de Alan Moore y Dave Gibbons. Arriba, versión jpg de la reseña publicada en Ultima Hora. Click para ampliar.

Esta semana es inevitable hablar de la novela gráfica Watchmen, que se estrenó hace dos días en las pantallas de nuestros cines. Los aficionados esperábamos el estreno con una mezcla de fascinación y terror: el director de la cinta es el mismo de 300, otra adaptación del cómic (de Frank Miller en este caso) que destacó por su fidelidad estética, pero es que Watchmen es mucho Watchmen. Además de ser un fascinante thriller ambientado en un mundo de superhéroes en decadencia, Watchmen es también una reflexión y un brillante ejercicio de estilo sobre los mecanismos de hacer cómic. La obra empieza en una época parecida a la de los años 80, donde América está al borde una guerra nuclear contra la Unión Soviética, con la muerte del Comediante, un antiguo miembro de un grupo de superhéroes que había trabajado para el gobierno de Estados Unidos. Su muerte en extrañas circunstancias inquieta a Rorschach, otro de los integrantes y conocidos del difunto, que, pensando que es una conspiración para acabar con ellos, decide investigar y advertir a sus compañeros. A partir de ahí seremos testigos del destino que les aguarda. Hablar a estas alturas de Watchmen, después veinte años de su aparición, cuando ya se ha dicho prácticamente todo, me resulta difícil. Sólo puedo añadir para el lector que no conoce la obra y quiera entrar en ella que toda su fama está justificada y que estamos ante uno de los mejores cómics jamás escritos. No sólo la historia está magistralmente bien narrada, sino que supuso para el género de superhéroes un importante revulsivo: de pronto se mostraban como personas con dilemas éticos, usando sus poderes en su propio beneficio, cometiendo errores: siendo humanos. El género entraba en una nueva época: había perdido su inocencia. Watchmen queda como una obra maestra que, películas aparte, tiene que leerse para entender el cómic actual. Watchmen. Alan Moore y Dave Gibbons. Planeta, 2009.

Planeta, que es la que en estos momentos ostenta los derechos de la obra en nuestro país, ha reeditado el tomo para la ocasión. También está disponible en catalán. Por otra parte, viendo el empuje que dará a las ventas la película, Norma se ha animado con varios libros relacionados directa o indirectamente con el cómic. Uno de ellos es Watching the Watchmen, del dibujante original, que es una recopilación de dibujos, bocetos y pruebas que muestran cómo fue gestándose el cómic y sus personajes. Watching the Watchmen. Dave Gibbons. Norma, 2009.

Breves
· El estreno de la película ha propiciado, claro, la aparición de diversos libros en torno a esta obra, como el que citábamos hace un mes de Rafa Marín y editado por Dolmen, W de Watchmen. Como es costumbre, Norma también ha sacado Watchmen: el libro de la película, con multitud de fotografías del rodaje y entrevista a los equipos técnicos que han realizado el filme. Watchmen: el libro de la película. Norma, 2009.

· Pero el anterior no ha sido el único en aparecer. El tercero en hacerlo es El arte de Watchmen, también editado por Norma y que contiene en su interior una interesantísima recopilación de los diseños de la película, desde el vestuario a los escenarios, que incluye nuevos dibujos de Dave Gibbons. Desde luego, el que quiera informarse sobre la cinta, con estos libros tiene todos los aspectos de ella bien cubiertos. El arte de Watchmen. Norma, 2009

· Como colofón, tenemos que comentar que el viernes 20 de marzo, a las 20.30 horas en el Casal de Llevant de Palma, habrá una charla-coloquio sobre la adaptación de Watchmen a la gran pantalla. Los invitados son Jaume Salvà (crítico de cómic del diario Balears) y Pako Jeremy (crítico de cine). Se sortearán también ejemplares de la obra cortesía de Norma y Dolmen.

01 marzo 2009

TdV 54: La clave es experimentar



Art Spiegelman ha sido un autor muy importante para el cómic: su obra Maus, que contaba en clave alegórica las vivencias del padre del autor en el campo de concentración nazi de Auschwitz, recibió el premio Pulitzer en 1992. Pero más allá de esta titánica aportación al medio, que fue un paso importante para demostrar que el cómic podía tratar asuntos graves y serios, Spiegelman ha sido un autor que siempre se ha mostrado en la vanguardia del medio. Incluso antes de editar su revista de corte experimental Raw, en 1977 publicó la obra que ahora vuelve a editarse, ampliada y comentada por el autor: Breakdowns. La obra original consiste en una serie de historietas independientes de un marcado carácter vanguardista, que juegan con los límites de la narrativa gráfica del cómic, proponiendo dobles lecturas, incisiones y extracciones de la pintura, roturas de la linealidad de la lectura... Un trabajo realmente rompedor si pensamos que fue editado hace más de veinte años, y que sigue fresco como si se hubiera publicado ayer. El autor dice en el epílogo de la obra, refiriéndose a él mismo, "Admiro su ambición, su entusiasmo, su determinación (...) Tenía la arrogante certeza de que su libro sería una pieza central en la historia de la modernidad". Y a fe que lo conseguirá, porque se antoja difícil no citar este tomo cuando se habla de experimentalidad en el cómic. Mondadori no se ha limitado a editar esa obra, por lo demás inédita en España, de hace veinte años: lo interesante de esta Breakdowns es que incluye otras veinticuatro páginas adicionales, hechas ex profeso por el artista, y que reflexionan tanto sobre su la obra encartada, como sobre su trayectoria y su pasión personal por este apasionante medio. Spiegelman echa un vistazo sobre su vida y sus primeros años y se desnuda, de una forma un tanto autocínica, en su relación con sus padres, con su tradición familiar judía y con el medio que finalmente le daría de comer. Páginas llenas de ternura, pero no exentas tampoco de reflexión y de saldar cuentas (Spiegelman sufrió el suicidio de su madre como una experiencia verdaderamente dramática, como atestigua la historieta Prisionero del planeta infierno). Breakdowns queda como un pequeño catálogo de formas de llevar el noveno arte a sus límites y un ejercicio de honestidad personal y profesional. Breakdowns. Art Spiegelman. Random House Mondadori, 2009.

Breves
· Ayer sábado el dibujante mallorquín Guillem March estuvo firmando en la librería Espai Norma los ejemplares de su última obra publicada, Girls, de la también isleña editorial Dolmen. Girls es una recopilación de dibujos, aparecidos en diversos medios como portadas, cuyas protagonista son las sensuales formas femeninas que Guillem tan bien conoce y sabe dibujar. ¡En Palma también tenemos grandes artistas, no se crean!

· Y porque no siempre hemos de dar cuenta de las noticias a toro pasado: el viernes que viene, día 6, a las 20.30 horas, se presentará en el Casal de Joves de Llevant la obra Las serpientes ciegas, del guionista Felipe Hernández Cava (de la reciente y espléndida obra Soy mi sueño), cuyo dibujo corre a cargo del mallorquín Tomeu Seguí. Presentará el acto el crítico Florentino Flórez. Edita BdBanda.

· Un Oscar para el Joker. Agridulce ha sido la obtención del Oscar al mejor actor secundario a título póstumo para Heath Ledger, que interpretaba al eterno enemigo de Batman en The Dark Knight. Qué triste que una carrera como la suya se truncara tan prontamente. Su interpretación desquiciada del Joker quedará como la mejor de la historia, con permiso (y sin él) de Jack Nicholson.
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